La espiritualidad desde la vista de la Medicina de Sistemas no es algo vinculado al oriente, ni a la búsqueda eterna, y tampoco al consumismo de novedades esotéricas, sino quizás una de las formas menos dogmáticas para vincularse con la vida: la consideramos como el arte de discernir "lo justo" dentro de un ensamble de polaridades.
La vida nos pone a prueba en cada instante, y nuestro desafío es de encontrar el mejor compromiso a favor de la(s) vida(s). Por ello, la Espiritualidad es una compañera inseparable de la sabiduría.
Cada forma de vida se alimenta de otra forma de vida, compite con otras formas vitales, y crea o destruye vida. Es imposible querer lo perfecto, pues es una perfección que no existe, sino que se encuentra en el compromiso. Por ejemplo, el vegano que necesita nueces, tendrá que usar medios de transporte para sí, o para las nueces, y ellos matarán con certeza a miles de insectos o quizás a otros animales en el camino. También la madre que lo quiere todo perfecto para su hijito suele ahogar, mientras que soltando "lo justo", adaptandose a cada etapa de crecimiento del niño llegará a ser una madre ideal. La espiritualidad busca y enseña esto, teniendo en cuenta quienes SOMOS, y no solo la identidad (fisica y social) prestada con la que solemos identificarnos.
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