La sensibilidad es siempre una cuestión de relación entre el tipo de impulsos (emisor, desencadenante) y las características del que los recibe.
Al estar poco tiempo sufriendo un impulso grande, se genera un trauma destructivo en el receptor.
Por ej: Una explosión.
Al estar mucho tiempo sufriendo impulsos repetitivos, se genera otro tipo de trauma, combinado con secuelas desde la propia producción de estrategias de protección.
Por ej: La discriminación de un chico por su condición física, sexual, o por tener un coeficiente intelectual fuera del promedio. El maltrato psicológico durante una pareja, una separación, un divorcio, o luego del divorcio a través de los hijos / los bienes.
Al estar siempre expuesto a impulsos que tienen una relación de equilibrio fisiológico, se estimula sin daños. El estímulo fomenta el sostén constante del receptor, es como un rejuvenecedor.
Por ej: Buen trato de pareja, sexualidad plena, deportes sin competir, hobby sin descuidar...
Al estar sin impulsos o con pocos estímulos, el receptor degenera, y va perder su sensibilidad original, pudiendo ser de repente extremadamente sensible a otros aspectos del mismo impulso.
Por ej: Una mujer anciana, que si bien puede tener las mismas necesidades de cariño como antes, no soporta quizás de igual manera el roce mecánico de la sexualidad.
Para responder entonces a tu pregunta, el conjunto de la constitución personal, del entrenamiento, enfrentado al conjunto de impulsos, es siempre algo muy relativo, que puede estar cambiado al "preservarse" de lo que nos pone mal, o mejor al ponerse firme en una posición renovada frente a aquello "que nos ponía mal", para hacer una nueva experiencia, poniendo límites.
Lo más importante es que aprendamos a reconocer y a poner fin a cualquier situación de abuso (de cualquier índole). En el abuso, suele haber una parte de uno a flor de piel (hipersensibilidad), porque otra parte de uno se rehusaba a sentir el abuso (insensibilidad). Es decir que se genera una situación polar en uno, siendo una parte responsable de que otra siga igual: La sensibilidad nos induce un reflejo de "anestesia" frente a lo intolerable, y lo intolerable nos pone alérgico y odioso frente a aquel que quizás seguimos igual reproduciendo.
Ponerle fin a esta polarización interior es evolucionar, y despedirse de la ira que uno tiene en el interior cuando siguen pasando estas cosas. Además, nos ayuda a ser más bello, sereno y referente, felices de sostener una excelente sensibilidad.
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