Hola Yanet,
La aceptación del cuerpo es lo que uno percibe, pero detrás hay mucho más que esto.
Nuestro cuerpo es por así decir la "tarjeta personal" de uno frente a los demás, porque es lo primero que ven, y es hacia este cuerpo que van a proyectar. Por instinto, todos queremos estar aceptados, incluidos, valorados, y hemos hecho la experiencia que cuando más atractivo nuestro cuerpo, nuestra figura, nuestra cara, mayor será la respuesta positiva, y al estar descuidado, sucio, solemos recibir muestras de descuido o hasta de rechazo, y esto desde la infancia temprana.
Así que hemos vinculado el atractivo corporal con nuestra identidad (del "SER"), como si fuera la misma cosa, y queremos tener el cuerpo más atractivo para la ilusión de tener más muestras de afecto.
Esto es la trampa perfecta.
Porque en realidad, quienes tienen el cuerpo más perfecto para atraer, están rodeados de personas, que similar a tiburones alrededor de su futura presa, se lo quieren apropiar. Es el gran drama de muchas supermodelos, que nunca están vistas por lo que son, sino que están siempre en la mira por lo que tienen... y por ello se deben sentir muy solas, a pesar de estar constantemente rodeadas, controladas, deseadas como se haría para objetos de valor.
No aceptar su cuerpo es también no aceptar algunos patrones de uno, o algunas debilidades que nos limitan en uno u otro aspecto, en medio de la competitividad instalada en los ámbitos jóvenes.
No aceptar su cuerpo puede ser una manera de negar ciertos impulsos, como por ej. el despertar de la sexualidad.
También puede haber una connotación sistémica por ej. si el cuerpo de uno es como el de unos parientes, y que uno sigue con un tema de rechazo sin resolver con esta persona. Por consecuente, uno no quiere ninguna semejanza con ESA persona... y de hecho no es el propio cuerpo que uno rechaza.
A veces uno se fija objetivos demasiado altos, lo que puede generar una gran probabilidad de fallar. El enojo que uno acumula, por ejemplo por no haber adelgazado el numero de kilos que uno hubiese querido, se proyecta contra el cuerpo.
Viste, son muchas las razones, y muchas veces hay algo positivo detrás de este rechazo, como el deseo de ser exitoso, de poder identificarse con una persona querida, etc. El aspecto sombrío de esta problemática es que al rechazarlo, uno suele transformarlo en forma contraria a la que uno quiere: Se puede afear, descuidar, como si el nos estaría demostrando que uno tiene razón.
Al contrario, al reconsiderarlo con nuevos ojos, es decir desde una posición menos dependiente, más madura e incondicional, es posible descubrir sus potenciales y mejorarlo, cultivar su belleza interior, hasta llegar al máximo de frescura y salud posible, dentro de los límites impuestos por nuestro ADN.
La clave es la postura de la Panmeditación (ver este término en el sitio)
Finalmente, si uno tiene la impresión de no tener el cuerpo que uno hubiese deseado, no hay que olvidarse de los tiburones citados arriba: Estamos dispuestos a valorar el simple hecho que es mucho más importante estar rodeado de personas que ven nuestro corazón, que de personas celosas que se quieren apropriar de nuestra libertad de acción porque ven en nuestro cuerpo aquello que despierta sus hormonas, y el ser en uno no les importa.
La elección es clave. Pues nuestro cuerpo necesita estar amado... por nosotros! mientras que nuestro corazón necesita estar visto por quienes comparten nuestra vida.