La vida biológica se lo ingenia siempre para infiltrarse en cualquier oportunidad que le está dando la vida mineral.
En este sentido, la donación de órganos es una manera de redistribuir oportunidades de vida. En este sentido, la MDS estando siempre a favor del mejor compromiso hacia la vida sistémica, puede aceptarlo como concepto general... pero quizás no siempre como concepto específico.
Te voy a explicar por qué.
En lo específico, observo que se invierte mucho más en cirugias caras, aun en casos de poca esperanza de vida, que en el acompañamiento consecuente de niños sanos para que se conviertan en tutores de una sociedad sana. Es decir, que dónde se gana mucho dinero, se invierte, pero no en los potenciales reales de vida.
Observo que el Ego y la Individualidad tienen un rango mucho más elevado en la consideración social que la aplicación para resolver problemas serios y generalizados en nuestra sociedad. Así el Cirujano, la clínica, los servicios médicos de alta tecnología tienen un image muchímismo más cultivado que los servicios sociales o culturales.
Supuestamente, se busca preservar "la vida", pero el concepto de vida de la medicina se refiere casi exclusivamente a la parte física, y no a la capacidad de vivir una vida plena con sentido. Esta parte, ella la delega a la iglesia o a la suerte, porque la Medicina no quiere saber lo que es. Es más: la medicina en sí como institución está lejos del concepto de vivir, entre estrés generalizado, competencia, exigencia, turnos rápidos, rigidez institucional, esterilidad... transita una "vida" que enferma a sus propios representantes.
Hay transplantes que brindan un enorme resultado duradero y con pocos costos y efectos secundarios, como el transplante de cornea o de piel luego de quemaduras generalizadas, y la transfusión sanguínea. Medido a las consecuencias constructivas sistemicas a largo plazo, se merecen un lugar privilegiado dentro de las comparaciones. Otros suponen un costo gigante, un post-operatorio y mantenimiento desmedido, y con resultados pésimos, por lo que se debe revisar si es una prioridad seria, frente a la posibilidad de acompañar al paciente hacia un final más digno. Durante una de mis asistencias en cuidados intensivos presencie el caso de un anciano alcohólico en coma que vino por tercera vez por intento de suicidio y por quinta vez por rupturas espontáneas de las venas esofagiales por abuso de alcohol y por beber alcool metílico (destinado a la limpieza), al que dieron más de 12 litros de transfusión sanguínea para prolongar su vida durante un par de días. Lo sentí como un injurio provocador hacia los donantes de buena fe. Lo más grotesco es el famoso transplante de cabeza, que apunta a que una persona pueda "sobrevivir" como cabeza encima de un cuerpo prestado... tetraplégico. Todos los intentos hasta ahora han fracasado, pero hay cirujanos ambiciosos que apuntan a que se realice con éxito, y uno se pregunta con debido derecho si se trata de la vida o del Ego. (?)
Entre estos dos extremos, todo se puede, y cada uno tiene que estimar cual de los caminos quiere seguir. Los riesgos de infección, de rechazo, de efectos secundarios de los medicamentos, los costos, los dolores, el contexto cultural y familiar, son todos aspectos que hay que tomar en cuenta. Una madre de tres hijos no tiene la misma constelación para decidir que un anciano con insuficiencia renal. El transplante de Riñón está en medio de los extremos: entre una mala calidad de vida con un riñón insuficiente, o una mala calidad de vida con tres diálisis semanales de un lado, y las consecuencias de un transplante, estamos frente a una balance que tiende a estar a favor de un mejor potencial de vida personal y sistémico del lado del transplante.
Finalmente, y solo para citarlo, hay que tomar en cuenta el capítulo oscuro del negocio de los traficantes de donantes...
Así que es y será siempre un tema con muchas controversias, en las que se manejan los objetivos nobles y otros sucios, por lo que nadie puede zafar de tomar la decisión correcta para su caso específico, en el momento especial en que le toca decidir.
La película "siete Almas" de Will Smith activa muy intensamente este tema. La recomiendo para los alumnos de la MDS.
Me queda decir: Aprendamos a vivir. Pues quien sabe vivir, tiene una percepción muy diferente de la transición hacia el final: El Saber Vivir y el Saber Morir son inseparables.